La historización era la cualidad de las fachadas que posibilitaba un vínculo con el pasado, con los hechos que sucedieron en la calle y con las personas que lo hicieron. La disposición para empatizar con la calle podía aumentar o disminuir si se reconocía en las fachadas una historia detrás, verdadera o no, pero que permitiese no sentirse solo. “Por ejemplo acá [calle con fachadas Tipo A] hay más movimiento porque muchas personas abren en sus primeros pisos una bodega o un menú, y así hay una dinámica económica. Las fachadas Tipo B eran percibidas como elementos que no se dejaban ver por los muros perimetrales que bloqueaban la visión.
La localización interactuaba con las demás cualidades como un posibilitador, pues si la calle era asociada a un entorno favorable, permitía una mayor exploración. También posibilitaba identificar qué rodeaba a una calle o cómo se integraba a un sistema más complejo. Las relaciones eran graduales, de la fachada a la calle, de la calle al barrio y del barrio a la ciudad. Las limitaciones conceptuales y teóricas de cómo medir una empatía entre personas y cosas sugirieron enfocar el estudio en la etapa disposicional y no en la situacional. Si bien se entiende que todas las personas poseen cierta disposición para hacerlo, esta está influenciada por el nivel de su habilidad y de las cualidades formales del objetivo a empatizar (Gerdes et al., 2010).
La disposición para empatizar con las fachadas estaba influenciada por el entorno y podría resumirse como lo expresaba Elsa (mujer, 22 años), “depende de la zona”. La localización era necesaria conocer para empezar a comprender y controlar las limitaciones físicas. Lo que se espera es que permitan abrir nuevos debates sobre el análisis de la interacción cotidiana entre las personas y sus calles.
Caminar por las calles de Lima implica ser testigo del cambio formal de las diversas fachadas de una calle. Decenas de edificios han sido derrumbados para dar paso a otros nuevos, pero con una organización decorative distinta y entre los distritos que más han acogido estos cambios están los de la zona suroeste. Este fue uno de los motivos para seleccionar los barrios de Lince, Jesús María y Santa Beatriz. Primero se seleccionaron calles en donde sus fachadas ya habían cambiado -caso típico de esos tres barrios- y luego se buscaron calles cerca de ellas en donde sus fachadas aún se conserven (Figura 3). Para revelar el modo en que las fachadas influían en la disposición para empatizar con las calles se decidió comparar dos tipos distintos y observar qué percepciones e imaginarios urbanos se construían cuando se caminaba a través de ellas.
Las fachadas Tipo A, además de poseer un elevado nivel de vida, podían proyectarla hacia la calle permitiendo asociarlas a experiencias sociales con las cuales los jóvenes entrevistados mostraban una alta afinidad y que, además, dotaban de vida a la calle. El sentido de comunidad era la cualidad que tenían las fachadas para posibilitar que los diversos elementos que componían la calle interactuaran entre ellos intensamente. La variedad era organizada en un sistema más complejo que permitía a los jóvenes adultos entrevistados sumergirse en prácticas sociales con los cuales desarrollaban una afinidad. Ubicado en la comuna de Santa María, Región de Valparaíso, el Santuario de Santa Filomena es el escenario de la principal festividad religiosa de la zona, la que congrega a un gran número de visitantes desde distintos puntos de la región y del país. El Templo de Santa Filomena fue construido por iniciativa del hacendado Manuel de Guilisasti, quien en cumplimiento de una manda, ordenó levantar el Templo. La edificación desde un principio resaltó por su majestuosidad, la que contrasta con la rusticidad propia del entorno rural donde se inserta.
Se elaboraron seis cartillas, dos por cada barrio, que graficaban las fachadas Tipo A y Tipo B a una escala determinada, monocromática y sin la vegetación existente (Figura 6). Solo se trabajó con un lado de la cuadra -espacio entre dos esquinas de una manzana- pues estas calles eran relativamente anchas -de aproximadamente 19 metros- y la vista que se tenía cuando se caminaba por una de sus calzadas implicaba mayoritariamente las fachadas y una berma lateral (Figuras 4 y 5). Enfermedades mentales, los estados melancólicos y la histeria femenina, diversas epidemias y disaster sanitarias, la orfandad y la pobreza son parte de las temáticas que se pueden asociar a esta selección de obras, que permiten reflexionar de forma crítica en torno a la sociedad de masas, sus dinámicas políticas y económicas. Las obras, que corresponden a diversos períodos y estilos, fueron realizadas principalmente entre los siglos XIX y principios del XX. Se trata de pinturas, dibujos, óleos, esculturas, sobrerrelieves y grabados de artistas chilenos y extranjeros que, articulados en ocho estaciones, dan cuenta las formas de representación de la muerte, el duelo, la melancolía, el sentimiento de pérdida y desamparo tanto individual como colectivo. En 1585 el Papa Sixto V inició las obras para la transformación urbana de Roma, encargando a Domenico Fontana la conexión entre los principales edificios religiosos de la ciudad por medio de grandes ejes viarios rectilíneos.
Se trabajó con ellas porque se intentó problematizar su rol al ser elementos privados que influyen en la imagen pública de la ciudad que se construye diariamente. Son los elementos que dan el carácter habitacional de la calle y rápidamente se perciben visualmente. La dificultad de trasladar a los entrevistados para que caminen por las calles de estudio propició la creación de una herramienta gráfica que permitiese recrear esa acción desde un solo lugar, controlando así ciertas variables.
La segunda fase del proyecto contempla el paisajimo y la granja educativa. «Además, significa también un fomento del empleo para artesanos, mujeres y los adultos mayores. Durante el 2015, se construirá el pueblito Las Vizcachas, que es una hectárea completa de puros locales comerciales, donde la concept es que se arme un lugar de visitas turísticas, donde los artesanos puedan vender sus productos», describe. «Lo del parque es una thought que comencé a trabajar buscando que familias de escasos recursos y de clase media tuvieran acceso a espacios recreativos de calidad, como el Parque Bicentenario de Vitacura o el Padre Hurtado de Las Condes», sostiene el edil de Puente Alto, Germán Codina.
En cuanto al urbanismo nace el interés por el cuidado con el contexto en el que se emplazan las obras un contexto urbano que la recibe y la hace parte de un trazado mayor y parte del panorama de ciudad. La herramienta que logra esta inmediata percepción visual, es la perspectiva que está en las composiciones tanto de la arquitectura, pintura y escultura y ya en el s XVIII.
A pesar de que todas las calles sean físicamente caminables, no todas permiten salir a caminar. Caminar a través de una calle no implica generar un vínculo con esta que permita disfrutarlo o mostrar una disposición para la exploración o descubrimiento. Para lograrlo se necesitaba mostrar una disposición para empatizar con ella.