Al fondo del altar mayor se levantaba una estatua de la Santa, de tamaño pure. A medida que la devoción in style aumentaba, los feligreses fueron donando terrenos alrededor del Templo que sirvieron para la construcción de dependencias anexas, como la Casa Parroquial, salas para catequesis y otros espacios de uso comunitario. En 1945, los Padres Salesianos se hicieron cargo del Santuario y de los terrenos aledaños, donde establecieron el Noviciado de la Congregación. Sin embargo, en el año 1956 se trasladan a otro espacio, quedando un número reducido de religiosos a cargo del Santuario hasta la década de 1970. En el año 1953, se produce un incendio que convirtió el Templo en cenizas.
Al momento de hacerles las entrevistas, todas estas personas estaban caminando por las calles seleccionadas y vivían en diversas zonas de Lima (Tabla 3). No se propuso que la distinción sea por la temporalidad de las fachadas, pues aquello podría llevar a una malinterpretación al propiciar concepts erróneas sobre una secuencialidad estilística. Por el contrario, una distinción basada en propiedades formales reveló la existencia de cualidades que pueden aumentar o disminuir la disposición a empatizar sin importar el año de construcción de la fachada.
La dificultad de trasladar a los entrevistados para que caminen por las calles de estudio propició la creación de una herramienta gráfica que permitiese recrear esa acción desde un solo lugar, controlando así ciertas variables. Se elaboraron seis cartillas, dos por cada barrio, que graficaban las fachadas Tipo A y Tipo B a una escala determinada, monocromática y sin la vegetación existente (Figura 6). Solo se trabajó con un lado de la cuadra -espacio entre dos esquinas de una manzana- pues estas calles eran relativamente anchas -de aproximadamente 19 metros- y la vista que se tenía cuando se caminaba por una de sus calzadas implicaba mayoritariamente las fachadas y una berma lateral (Figuras 4 y 5). Desde entonces, innumerables estudios sobre el caminar han expuesto y reforzado las diferentes ventajas fisiológicas (Ewing et al., 2006), psicosociales (Cooley et al., 2020), económicas (Litman, 2003), entre otras, que tiene esta práctica para los seres humanos. Por ende, ha sido una de las actividades que han dotado de vida a las ciudades (Gehl, 2011; Jacobs, 2011), desde los antiguos peripatéticos hasta el specific flâneur (Baudelaire, 1857; Simmel, 1988), el caminar ha sido una experiencia para descubrir e interactuar con la ciudad (Certeau, 2000). La casas de la comarca de la Tierra Media, con sus ventanas ovaladas y sus puertas de madera arqueadas, descritas por J.
Fueron siete los temas que se abordaron en las entrevistas -sin un orden lineal- y que se organizaban de acuerdo a los intereses de los jóvenes entrevistados. Las percepciones e imaginarios urbanos que se construían alrededor de los dos tipos de fachadas seleccionadas revelaron diferencias que permitían a los jóvenes adultos entrevistados distinguir entre calles en donde simplemente se camina y calles en donde se puede salir a caminar. Los jóvenes entrevistados mostraban una mayor disposición para empatizar con las calles cuando podían historizar sus fachadas y hacer una reminiscencia del ambiente construido. Involucraba relacionarlas con costumbres y/o vivencias que marcaron la vida de los vecinos, constituyendo parte de su identidad como individuo, calle, barrio o ciudad. La presencia de un gran nivel de todas esas cualidades identificaba a la fachada como una que daba vida.
Independientemente de que el caminar sea una experiencia multisensorial, la mitad de la información sensorial que es llevada al cerebro es visual (Kandel, 2012) y al trasladarnos a las ciudades han sido las calles las que nos han permitido construir una imagen de ella (Lynch, 2008). Parte de esa imagen ha estado influenciada por las fachadas que contienen y dotan de un carácter habitacional tan característico como se puede observar en la Figura 2 (Holston, 1989). Han sido las fachadas que vemos cuando caminamos las que han dotado de identidad y lenguaje a las diversas calles de nuestras ciudades. El objetivo del presente estudio fue revelar las cualidades formales -identificadas visualmente en las fachadas- que influían en la disposición para empatizar con las calles, como una primera aproximación de los complejos procesos empáticos con la ciudad. Las fachadas son solo un componente más de las diversas razones que pueden existir para que una persona decida salir a caminar.
En este lugar se emplazará un restaurante para 400 personas, cuatro cocinerías para 200 comensales, una medialuna y un anfiteatro. También habrá 120 locales comerciales para artesanos y, según adelanta Codina, uno de ellos se destinará para la venta de productos que personas privadas de libertad fabrican en la cárcel. En la junta inferior se encuentra un listón de contacto de seguridad auto-vigilante.
Estos conceptos entran enfrentados entre ellos para desarrollar categorías que, luego, eran asociados por similitud en cualidades que se consideraron influían en los niveles de la disposición para empatizar con las calles. Cuando alguien indica que “saldrá a caminar” ¿qué quiere decir y en qué se diferencia del mero “caminar”? En principio, se asume que lo hará en el espacio exterior, que en el caso de las ciudades, es el espacio público compuesto por calles y plazas. Sin embargo, no saldrá a caminar por cualquier calle, sino por aquella que le permita realizar una específica interacción que posibilite aumentar su disposición para empatizar con ella. Esto no significa que las calles con fachadas Tipo B ejemplificaban todo lo negativo de nuestras ciudades, sino que, más bien, estaban limitando y encasillando la experiencia de caminar a una mono funcional. La vida de las fachadas no era entendida desde un punto de vista biológico, sino en las posibilidades para identificarse y reconocerse en ellas.
Si así se desea, la puerta también puede equiparse hasta una altura de 2000 mm con una rejilla de luz de seguridad. Ámbito industrial, principalmente en almacenes, centros logísticos y cualquier tipo de planta de producción. 5 hectáreas ocupará el proyecto, que se ubicará específicamente en las avenidas Camilo Henríquez y Eyzaguirre, donde actualmente se está empezando con la instalación de una laguna artificial y la creación de senderos, miradores, entre otros sectores con áreas verdes. El Pueblito de Las Vizcachas, se encuentra en su primera etapa la construcción, tratandose de un parque ecológico para la comuna de Puente Alto, que funcionará como atracción turística del lugar. La muestra, que se exhibe en la Sala Chile del MNBA, propone a través de la museografía una vista que apela a lo sensorial, como por ejemplo la inclusión de cédulas de mármol, grabaciones con cantos populares y la apertura de óculos que dejan entrar la luz natural. El entorno construido puede posibilitar o limitar ciertas acciones, algunas serán favorables para la convivencia y otras no.
Analizar las respuestas -no solo físicas sino también mentales- de las personas ayudaría a comprender cómo se conectan con lo que las rodea, cómo está limitando su desenvolvimiento y qué se puede hacer al respecto. Si yo paso por una zona tranquila ¿Cómo puedo saber si en la esquina me está esperando un choro? Figura 6 Levantamientos gráficos de las fachadas Tipo A y Tipo B en Lince, Jesús María y Santa Beatriz. Tabla 3 Lista de personas entrevistadas en Lince, Jesús María y Santa Beatriz. Figura three Ubicación de las fachadas estudiadas en Lince, Jesús María y Santa Beatriz.